Las mujeres han sido pilares fundamentales en el avance de la ciencia, a menudo sin recibir el reconocimiento que merecen. En el siglo XXI, varias científicas destacan por sus contribuciones innovadoras.
Empezamos con Jennifer Doudna, bioquímica estadounidense, quien junto a Emmanuelle Charpentier, desarrolló la tecnología CRISPR-Cas9 para la edición de genes, una revolución en la biología molecular. Ambas ganaron el Premio Nobel de Química en 2020.
Frances Arnold, también estadounidense, es la quinta mujer que ha ganado el Premio Nobel de Química, en 2018, por su trabajo en la evolución dirigida de enzimas, un avance en la producción sostenible de químicos.
La física Fabiola Gianotti, primera mujer en dirigir el CERN, lideró el equipo que descubrió el bosón de Higgs, una partícula elemental en la física de partículas.
Tu Youyou, farmacéutica china, ganó el Premio Nobel de Medicina en 2015 por su descubrimiento de la artemisinina, un fármaco antimalárico que ha salvado millones de vidas.
Finalmente, May-Britt Moser, neurocientífica noruega, recibió el Premio Nobel de Medicina en 2014 por descubrir las células de la red que conforman un sistema de posicionamiento en el cerebro.
Estas mujeres rompen barreras y demuestran que la ciencia no tiene género. Su trabajo es una inspiración para las futuras generaciones de científicas.