Una casa pasiva es un tipo de edificio que se caracteriza por su bajo consumo de energía. Esta clasificación es una certificación europea que se basa en los principios de la construcción pasiva y que se aplica a edificios de uso residencial. El objetivo de una casa pasiva es reducir al mínimo el consumo de energía para el calentamiento, refrigeración y suministro de agua caliente sanitaria.
Para lograr este objetivo, una casa pasiva debe cumplir con una serie de criterios de diseño y construcción. Estos incluyen una buena aislación térmica, ventanas de alto rendimiento, un sistema de ventilación mecánica y una buena orientación solar. Además, se requiere una buena relación entre la superficie de la fachada y el volumen del edificio. Esto se conoce como relación de calor superficial.
Además, los edificios pasivos deben cumplir con los estándares de calidad de la certificación europea, que incluyen una eficiencia energética mínima de 15 kWh/m2año, una relación de calor superficial de 0,2 W/m2K, una demanda de calefacción máxima de 15 kWh/m2año y una demanda de refrigeración máxima de 15 kWh/m2año.
La certificación europea de casas pasivas también incluye una serie de normas de materiales y equipos. Estos incluyen la instalación de materiales aislantes de alto rendimiento, como lana de roca, lana de vidrio o poliuretano expandido. También se requiere la instalación de sistemas de ventilación mecánica controlada, sistemas de calefacción y refrigeración de bajo consumo, sistemas de iluminación LED y sistemas de control de energía.
La certificación europea de casas pasivas es una excelente forma de asegurar que un edificio sea eficiente en el uso de energía. Esta certificación establece unos estándares mínimos de eficiencia energética para los edificios y garantiza que los materiales y equipos utilizados sean de alta calidad. Además, la certificación europea ayuda a garantizar que los edificios sean saludables y seguros para los residentes.