El mundo del deporte está lleno de historias inspiradoras que nos demuestran que los límites están para romperse. Un ejemplo claro es el de Wilma Rudolph, quien superó la polio para convertirse en una campeona olímpica de atletismo. O el de Bethany Hamilton, surfista profesional que, tras perder un brazo en un ataque de tiburón, volvió a las olas y ganó numerosos campeonatos.
Otra historia conmovedora es la de Derek Redmond, quien en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, a pesar de sufrir una lesión en medio de la carrera de 400 metros, decidió acabar la prueba apoyado por su padre. Y no podemos olvidar a Stephen Hawking, que a pesar de sufrir esclerosis lateral amiotrófica, siguió contribuyendo a la ciencia y al mundo del deporte.
También está el caso de Oscar Pistorius, el primer atleta con las dos piernas amputadas que compitió en los Juegos Olímpicos. Y por último, la historia de Jim Abbott, un jugador de béisbol que llegó a las grandes ligas a pesar de haber nacido sin una mano. Estas historias nos demuestran que con determinación y coraje, los límites pueden ser superados.